Mi hijo es un buen estudiante ahora, pero cuando era joven era un mal estudiante.
No podía estudiar, no podía hacer deporte.
Pero si le alabas por todo, crecerá.
Poco a poco, los elogios se volvieron más y más sexuales.
Aun así, ¡quiero elogiarlo cada vez más para que desarrolle su talento!
Alabando todo lo relacionado con mi hijo, su talento crecía y crecía.
Pero había un inconveniente.
El trabajo sexual que solía hacer por gusto se convirtió en rutina.
Mi hijo quería sexo en todas partes.
Su madre tuvo que contenerlo.
Y finalmente, mi hijo
Y finalmente, empezó a pedir cosas que no debía hacer.
Esta es la historia de una madre que reza por el crecimiento de su hijo y de un hijo que la ve como un objeto sexual.